El laurel, conocido desde la antigüedad por coronar la cabeza de los vencedores y en el arte culinario por formar parte de la composición del ramillete de finas hierbas, produce un aceite esencial extraordinario aún poco utilizado en aromaterapia. Originario de la cuenca mediterránea, este árbol, con la corteza lisa de color gris oscuro, tiene hojas verde oscuro, brillantes por arriba, más pálidas por debajo.
Actúa como antibacteriano notable; potente antiviral; excelente fungicida; mucolítico y expectorante; analgésico y antineurálgico muy eficaz; regulador del sistema nervioso simpático y parasimpático
Utilizado para curar bronquitis, micosis cutáneas, acné, psoriasis, flatulencias, artritis, reumatismos, ansiedad y depresión, gingivitis y enfermedades tales como sarampión o varicela